Retorno a ayer by Kevin Emerson

Retorno a ayer by Kevin Emerson

autor:Kevin Emerson [Emerson, Kevin]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-607-319-663-5
editor: Penguin Random House Grupo Editorial México
publicado: 2020-02-15T00:00:00+00:00


CAPÍTULO

—Entonces, si escuché bien —dijo Victor—, estás diciendo que al estrellar su nave en ese glaciar nos condenaron a todos.

—¡Oye! —gritó Judy—. ¡No fue nuestra culpa! La nave estaba en piloto automático y dañada. ¡No había nada que pudiéramos hacer!

—Eso dicen —dijo Victor.

—¡Sí, eso decimos! —dijo Judy y lo señaló—: Qué descarado eres…

—¡Judy, basta! Discutir no nos ayuda. —Entrecerró los ojos y miró a Victor—. Tampoco culpar a nadie.

Mientras escuchaba, sentí que mi cerebro se partía en dos. Visualicé nuestro Júpiter perdiéndose de vista en el barranco, y al mismo tiempo recordé a papá sacando la nave del hielo. ¡Ambas cosas parecían reales, aunque eso era imposible!

—¿Will?

Parpadeé y descubrí que había tropezado con Judy. Me dolía la cabeza y había puntos de luz en mi campo visual.

—Lo siento —dije mientras ella me rodeaba con su brazo.

—Esperen, esperen un segundo —dijo Don—. Arriesgamos nuestras vidas para traer todo ese tanque de combustible, ¿y dicen que no importa?

—Ayudará —dijo mamá—, pero aun si lo repartimos entre los Júpiter que tenemos, no lograremos que los números funcionen. Al menos, todavía no. Hiroki y yo hemos estado haciendo simulaciones para saber cómo eliminar peso: qué suministros y sistemas podemos desechar para que todos quepamos y escapemos de la gravedad de este planeta…

—Suena a que hay un pero —dijo Don.

Mamá se encogió de hombros.

—En el remoto caso de que encontremos un modelo que funcione, funcionará por muy poco tiempo.

—¿Y estás segura de que no hay otras opciones? —dijo Victor.

—Si logramos contactar al Resolute, tal vez les quede un Júpiter que funcione y si pueden enviárnoslo, eso bastará. Si no…

—Si no… —repitió Victor—. ¿Qué insinúas? ¿Que tendremos que hacer un sorteo?

—Ésa sería la última opción —dijo mamá.

—Pero estás diciendo que tal vez suceda —dijo Don.

La sala se llenó de murmullos; todos negaban con la cabeza y se apoyaban las manos en los hombros en señal de apoyo.

—Obviamente, seguiremos haciendo pruebas —dijo mamá—. Todas las que sean necesarias.

Mi pecho se tensó; apenas podía respirar.

—Esto no está bien —dije.

Judy me abrazó.

—Obvio —dijo en voz baja.

—No —dije—. De verdad. Esto no puede ser cierto…

—Entonces eso es todo —dijo Victor—. ¿Y qué se supone que debemos hacer mientras hacen sus cálculos?

—Pueden hacer un inventario de cada una de sus naves y pesar todo lo que puedan dejar atrás —respondió mamá—. Y todavía necesitamos volver a revisar los propulsores y los sistemas de lanzamiento. No sabemos qué daños hayan podido ocurrir cuando evacuamos el Resolute. Así estaremos listos si… cuando encontremos una solución.

Victor rodeó a Vijay con un brazo y a su esposa con el otro.

—Bueno, si eso es todo, nos vamos. —Se dirigieron hacia la puerta.

—Podrían ayudarnos —dijo mamá— a poner en marcha los modelos.

—Necesito poner a mi familia a salvo antes del anochecer —dijo Victor—. Tenemos el combustible. Ya hicimos nuestra parte.

Salieron.

—Qué valiente líder —dijo Don, mirándolo alejarse.

Mamá suspiró.

—Gracias a todos por venir. Y si a alguien se le ocurre una manera de contactar al Resolute, somos todos oídos.

—Le hablaremos del umbral por la mañana —dijo Judy—. Por ahora



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